El informe de políticas de UNICEF destaca el vínculo entre las olas de calor y la contaminación del aire, y señala en particular que el calor exacerba los efectos de la contaminación del aire sobre la salud de los niños. El calor extremo empeora la calidad del aire, aumentando la incidencia de enfermedades respiratorias como el asma y la neumonía en los niños. El humo de los incendios forestales, que se intensifica con las olas de calor, libera partículas finas (PM2.5) que son especialmente dañinas para los niños pequeños y provocan problemas de salud a corto plazo y problemas de desarrollo a largo plazo.