El proyecto “Producción ganadera climáticamente inteligente y restauración de suelos en pastizales uruguayos” (GCP/URU/034/GFF), conocido como “Ganadería y Clima” se implementa desde marzo de 2019, por cuatro años, por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), en colaboración con el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), con apoyo técnico de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). El proyecto cuenta también con apoyo de la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC) para los aspectos relacionados con el monitoreo de las emisiones de metano en los predios y la evaluación del impacto de los cambios en prácticas y tecnologías sobre las emisiones brutas y por kg de carne.
El proyecto está estructurado en 3 componentes que conjuntamente contribuyen al logro de los objetivos. El Componente 1: fortalece el marco institucional y las capacidades nacionales para implementar la gestión de la GCI, incluyendo una Estrategia Nacional de GCI y una Acción Nacional para una Adecuada Mitigación (NAMA). El Componente 2: trata de la implementación de prácticas y tecnologías de GCI a nivel de 60 predios comerciales que abarcan 35.000 ha distribuidos en cuatro regiones ganaderas utilizando un enfoque de coinnovación. Establece un sistema de monitoreo para realizar el seguimiento de los impactos de los cambios introducidos en la gestión, sobre las variables relacionadas con las emisiones de GEI, el secuestro de carbono, los cambios en la vegetación y en la calidad del suelo, así́como la producción y los resultados socioeconómicos. Para poder alcanzar los resultados previstos en el Componente 2, la FAO ha firmado una Carta de Acuerdo con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), que incluye la participación de la Facultad de Agronomía (Udelar). El Componente 3: establece un sistema de monitoreo y evaluación para una gestión del proyecto basado en resultados, así como la gestión y el intercambio de conocimientos.
Se establece la línea de base desde la cual parte cada uno de los establecimientos participantes y luego se monitorea su evolución a lo largo del proyecto. Establecer la línea de base es parte del proceso de diagnóstico necesario para elaborar un plan de rediseño para cada establecimiento, elaborado y acordado con cada familia participante. El monitoreo es parte de la evaluación periódica necesaria para ir ajustando los planos, de acuerdo con los resultados que se van obteniendo. La línea de base y el monitoreo son también relevantes para reportar los impactos de las estrategias de GCI implementadas por el proyecto sobre las variables relacionadas con las emisiones de GEI, el secuestro de carbono, los cambios en la vegetación y la calidad del suelo, así como la producción y los resultados socioeconómicos.
A continuación, se describe específicamente el protocolo de monitoreo de las emisiones de metano, que es uno de los protocolos relevantes en este proyecto, y el plan de trabajo.